miércoles, 31 de agosto de 2011

DESCUBRIR o PRESERVAR

Dependiendo de cuándo y en qué, me gustan los contrastes. En el campo de lo abstracto: la sencillez y la complejidad, el frío y el calor, las risas y los lloros, lo dulce y lo salado, la debilidad y la fortaleza, el movimiento y la quietud, el baile y el reposo, lo natural y lo sofisticado, la luz y la oscuridad, la música y el silencio, la claridad y la sombra, la dulzura y la pasión, ... En lo concreto: el mar y la montaña, la carne y el pescado, los coches y los carros, los yates y las barcas, el sol y la luna, el blanco y el negro, el pelo corto y el pelo largo, las cabañas y los chalets ...

Hay contrarios que no me agradan. Prefiero los susurros a los gritos, la concordia a la discordia, el diálogo a la imposición, el tacto suave al áspero, la "poalla" al chaparrón, el ritmo al descompás y tantos, tantos más.

Hay quién se pasa la vida sólo en los Polos, y hablando de "polos" llevando incluso vidas paralelas (ay! la bipolaridad), y a quién le gusta pasearse por los Trópicos y el Ecuador de vez en cuando. Pero no quiero ni puedo pretender hablar de las Ciencias pero sí de "experiencias".

Las personas, en función de lo que nos gusta, de nuestras capacidades y posibilidades, de en qué invertimos tiempo, ganas, esfuerzos e ilusiones vamos perteneciendo a alguna de las "tribus" que habitan el Universo. Y por selección natural o premeditada nos vamos asociando y buscando. Y aunque parezca que me estoy dispersando, me voy acercando ya a hablar de las tribus contrarias de las que quería hablar: las DESCUBRIDORAS y las PRESERVADORAS.

Quién no conoce la emoción de descubrir, por ejemplo, por primera vez, cuerpos y almas, paisajes o sabores, ciudades o rincones? El motivador aliciente de la incertidumbre ante las reacciones, las respuestas, las novedades que provienen de quién empezamos a conocer?. Siempre he querido preguntar a un escalador con qué momentos ha disfrutado más, los del camino a la cima, o cuándo la pisa y la conquista?.

Extrapolando a la vida esta profesión o afición, yo diría que las personas que viven descubriendo cimas, alimentándose de esa especial adrenalina, constituyen las tribus DESCUBRIDORAS. Las que viven buscando una para quedarse a vivir y, una vez descubierta, por admirar su belleza, la cuidan, la embellecen, la riegan, la protegen, se fusionan, se comunican, se retroalimentan respetando su origen, su pasado y su esencia para que puedan tener un buen futuro. Son lo que llamaría las PRESERVADORAS.

La psicología diría que tal vez las tribus DESCUBRIDORAS poseen un grado de ansiedad, inconformismo, independencia, inestabilidad mayor que las de las PRESERVADORAS poseedoras de mayor seguridad, estabilidad, paciencia y confianza. Freud tal vez lo definiría diciendo que las primeras viven el HOY y el PRESENTE y las segundas el MAÑANA y el FUTURO.

A mi me gusta descubrir para preservar. Si descubrir es emocionante, excitante, vibrante e intrigante, preservar tiene un efecto reconfortante, tranquilizante, confiante, motivante y relajante.

En definitiva soy fruto y aprendo del AYER, vivo el HOY, y me motiva y me empuja el FUTURO que una vez alcanzado espero esté lleno de ayeres gratificantes y PRESERVADORES de amistades, lealtades, bellezas e inversiones en proyectos que hayan valido la pena.

Tal vez mis tribus no hayan quedado muy bien definidas. Frente al rollo, prefiero lo escueto. Y entro lo denso y lo simple, lo denso. Y condensando, a veces, sólo me entiendo yo. Si has llegado hasta aquí, tal vez quieras opinar. Te invito a hacerlo. De qué tribu eres?

Pretendía hablar de CONTRASTES, de diferentes gustos, opciones y maneras de vivir. Me han dicho que me gusta jugar con las palabras. Jugar sí, pero frivolizar, casi nunca. En mis juegos siempre apuesto fuerte, y en las apuestas se me ha ido la vida y también mis descubrimientos y preservaciones.


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