sábado, 16 de julio de 2011

Entre dulces y gestos

Siempre he sido un poco nocturna. Cuando era más joven me gustaba la noche en la calle. Los años y la soledad me han ayudado a descubrir el placer de vivirla en mi hogar, acompañada por mis cosas, mis recuerdos y como en este momento, de mi ordenador. Dejando siempre rienda suelta a mis pensamientos. Antes eran placeres compartidos. Ahora lo son mayoritariamente solitarios y no por ello más tristes.

Esta noche me acompañaron también los ingredientes culinarios. Preparando unos postres, de repente pensé que aquellos no son nada indivualmente y lo son todo si se saben mezclar. Y de ahí salté a las letras, las palabras, los actos y los gestos.

Las letras, sin las palabras al combinarse, son como mucho sonidos. Solitarias llegan a ser informativas para no abrir la puerta del cuarto de baño equivocado o para identificar nuestro género en un básico cuestionario. Son importantes entonces la H y la M.

Cuando se unen y forman palabras, aún siendo sabrosas y golosas, serían insípidas e infértiles sin los actos que las corroboran, las confirman y prueban y las pueden convertir en auténticas. Se me ocurren muchos ejemplos de infertilidad, entre ellos, las palabras de los políticos que, en la mayoría de los casos, no son más que estrategia, marketing y demagogia, y en el mejor, una simple declaración de buenas intenciones. También el interesado cortejo entre seres humanos. No el franco y elegante. Intencionadamente lo generalizo, porque lamento que las mujeres hayamos copiado al género masculino esta mediocre práctica .

Y por último, la gran familia de los GESTOS: los guiños, los besos, las miradas, los abrazos, las caricias, las sonrisas. Que sería de un hola! sin una sonrisa!, de un acuerdo sin un apretón de manos!, de una felicitación sin un abrazo o un beso!, del sexo sin una caricia!, de un encuentro agradable sin una mirada cómplice!, de ... y de ...

Pero no nos engañemos, como los protagonistas de las películas, los hay buenos y malos, verdaderos o falsos. Pero hoy hablo de los de verdad, de los que pueden percibirse como tales, de los que transmiten cariño y proximidad. De los que a todos nos gustan, en definitiva de los que nos saben a DULCES.

Cualquier día, tal vez hable de los otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario